La
principal función de la dieta es aportar los nutrientes necesarios para
satisfacer las necesidades nutricionales de las personas. Existen cada vez más
pruebas científicas que apoyan la hipótesis de que ciertos alimentos, así como
algunos de sus componentes tienen efectos físicos y psicológicos beneficiosos,
gracias al aporte de los nutrientes básicos. Hoy en día, la ciencia de la
nutrición ha evolucionado a partir de conceptos clásicos, como evitar las
deficiencias de nutrientes y la suficiencia nutricional básica, a los conceptos
de nutrición "positiva" u "óptima". Las investigaciones han
pasado a centrarse más en la identificación de componentes biológicamente
activos en los alimentos, que ofrezcan la posibilidad de mejorar las condiciones
físicas y mentales, así como de reducir el riesgo a contraer enfermedades. Se
ha descubierto que muchos productos alimenticios tradicionales, como las
frutas, las verduras, la soja, los granos enteros y la leche contienen
componentes que pueden resultar beneficiosos para la salud. Además de éstos, se
están desarrollando nuevos alimentos que añaden o amplían estos componentes
beneficiosos, por las ventajas que suponen para la salud y sus convenientes
efectos psicológicos.
2. ¿Qué
son los alimentos funcionales?
El concepto
de alimentos funcionales nació en Japón. En los años 80, las autoridades
sanitarias japonesas se dieron cuenta que para controlar los gastos sanitarios,
generados por la mayor esperanza de vida de la población anciana, había que
garantizar también una mejor calidad de vida. Se introdujo un nuevo concepto de
alimentos, que se desarrollaron específicamente para mejorar la salud y reducir
el riesgo de contraer enfermedades.
Los
alimentos funcionales no han sido definidos hasta el momento por la legislación
europea. Generalmente, se considera que son aquellos alimentos, que se consumen
como parte de una dieta normal y contienen componentes biológicamente activos,
que ofrecen beneficios para la salud y reducen el riesgo de sufrir
enfermedades. Entre algunos ejemplos de alimentos funcionales, destacan los
alimentos que contienen determinados minerales, vitaminas, ácidos grasos o
fibra alimenticia, los alimentos a los que se han añadido sustancias
biológicamente activas, como los fitoquímicos u otros antioxidantes, y los
probióticos, que tienen cultivos vivos de microorganismos beneficiosos.
Como
respuesta al creciente interés sobre este tipo de alimentos, han aparecido
nuevos productos y ahora el interés se centra en la necesidad de establecer normas
y directrices que regulen el desarrollo y la publicidad de dichos alimentos.
3. ¿Por
qué necesitamos los alimentos funcionales?
En Europa,
ha aumentado considerablemente el interés de los consumidores por conocer la
relación que existe entre la dieta y la salud. Hoy en día, la gente reconoce en
mayor medida, que llevar un estilo de vida sano, incluida la dieta, puede
contribuir a reducir el riesgo de padecer enfermedades y dolencias, y a
mantener el estado de salud y bienestar. El apoyo que se está dando a la
importancia de alimentos como las frutas, las verduras y los cereales
integrales en la prevención de enfermedades, así como las últimas
investigaciones sobre los antioxidantes dietéticos y sobre la combinación de
sustancias protectoras en plantas, está contribuyendo a impulsar el desarrollo
del mercado de los alimentos funcionales en Europa.
La
necesidad de contar con alimentos que sean más beneficiosos para la salud,
también se ve apoyada por los cambios socioeconómicos y demográficos que se
están dando en la población. El aumento de la esperanza de vida, que tiene como
consecuencia el incremento de la población anciana y el deseo de gozar de una
mejor calidad de vida, así como el aumento de los costes sanitarios, han
potenciado que los gobiernos, los investigadores, los profesionales de la salud
y la industria alimenticia busquen la manera de controlar estos cambios de
forma más eficaz. Ya existen una gran variedad de alimentos a disposición del
consumidor, pero en estos momentos la prioridad es identificar qué alimentos
funcionales pueden mejorar la salud y el bienestar y reducir el riesgo o
retrasar la aparición de importantes enfermedades, como las enfermedades
cardiovasculares, el cáncer y la osteoporosis. Si los alimentos funcionales se
combinan con un estilo de vida sano, pueden contribuir de forma positiva a
mejorar la salud y el bienestar.
4.
Conclusión
Los
alimentos funcionales, consumidos como parte de una dieta equilibrada y
acompañados de un estilo de vida saludable, ofrecen la posibilidad de mejorar
la salud y/o prevenir ciertas enfermedades. El tema de las alegaciones de salud
cada vez se considera más importante, y la opinión generalizada es que sería
necesario un marco regulador dentro de la UE para proteger a los consumidores,
fomentar el comercio justo y potenciar la innovación de productos dentro de la
industria alimentaria. El mayor reto para los científicos actualmente y en el
futuro será investigar las posibilidades en cuanto a nutrición y estudiar la
relación existente entre un alimento o uno de sus componentes y la mejora del
estado de salud y bienestar o la disminución de enfermedades. Es también vital
comunicar a los consumidores los beneficios que suponen para su salud, de
manera que estén bien informados para poder escoger mejor los alimentos que
consumen.
Bibliografía
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- ILSI Europe Concise Monograph: Concepts of Functional Foods. To be published August 2002.
- Ashwell, M. (2001). Functional Foods: a simple scheme for establishing the scientific basis for all claims. Public Health Nutrition, 4:859-863.
- Committee of experts on Nutrition Food Safety and Consumer's Health (1999). Ad hoc Group on Functional Food, Council of Europe.